lunes, 6 de mayo de 2013

Mi cuerpo te aclama

Tengo sed de vos, de tu cuerpo, de tu olor, de tu sabor. Hambre de tu boca y de esas caricias que me llevaban el alma hacia otro universo. Soy adicta a tu recuerdo
Encontré similares a vos, pero ninguno igual, me estas dando demasiado tiempo para olvidarte, ya no quiero esperarte, quiero que estés acá y que me cantes como hacías antes.
Por costumbre he encontrado músicos, o ellos me encontraron a mí. Sumergirme en otras camas fue saludable, innovar nuevas posiciones, diferentes juegos, otros olores y sabores fue bueno, pero no tanto como vos. Porque a pesar de esas cejas pobladas, de tus granos de adolescente, de tu pelo pajoso y tu figura encorvada sos el que mejor sabe acariciarme, hablarme al oído y después penetrarme hasta el desgaste.
Aunque estoy segura de que no te importé más que por lo fácil que te hice todo, nada de 'te amo' ni de celos, nada de eso acordamos, y cumplimos. No te lo dije, pero ella era mi envidia. Siempre voy a querer ser esa que saques a pasear de la mano, a la que le des un beso enfrente de todos tus amigos y a la que le dediques textos públicos, como a ella. Igual, no la pasé mal, por eso te quiero de vuelta, me quiero de vuelta.
Sabes que nos quedan camas pendientes, hoteles nuevos a donde podemos escaparnos, ciudades llenas de desconocidos donde no habría por qué ocultarme. Volve y viajemos. Llévate esta soledad que aplasta y estos mocosos que tratan de alcanzarte y pretenden ayudarme a olvidarte. 
A pesar del tiempo aún hoy te necesito g.

domingo, 28 de abril de 2013

Te extraño, aunque le diga a todos que ya no.

Aunque el tiempo me enseñó que no debo esperar nada de vos yo sigo ansiosa por ver tu sonrisa, por volver a sentir esas caricias y sentirme en el país de las maravillas. 
Vil, egoísta, narcisista, pero mi única droga eficiente. Mi mayor adicción.
Tenés ese 'no se qué' que me da un 'que se yo' que me hace sentir que sos el único de todos los que pasaron por mis sábanas que puede hacerme feliz.
Aunque no me dejaste ni un beso ni un adiós, ni siquiera lágrimas que dedicarte o cartas que quemar, no me dejaste nada, ni a mi, porque estando sin vos ya no puedo ser yo.
Lo único que te pedí fue que no me cambiaras, que me aceptaras, y lo hiciste a medias. No entendiste mis locura, ni la natural ni la provocada, no aceptaste mis borracheras y mucho menos me aceptaste a mí. Te apoderaste de mis mejores besos y de todo mi cuerpo, de mi imaginación, la poca inocencia que me quedaba y la fuerza que me sostenía. Te llevaste todo y no te encuentro para reclamarte  porque desapareciste sin dejar rastro, ni un beso, ni un adiós, ni una rosa, te fuiste para olvidarme.


martes, 23 de abril de 2013

Abandonada.

Abrís la puerta, agotada, cada minuto que respiraste el día te ardió, dolió, te lastimó. Ves el armario vacío, su ropa no está. Hace mucho que no está. La cama vacía ya no parece tan grande, de vez en cuando llamas a algún suplente sediento que tape el hueco y disimule el vacío que dejó. Pero hoy, ahora, ese vacío ya no es una falta, una carencia, es parte de la decoración, ya es habitual y hasta agradable. Ya no duele, ya no lastima. Esta el vacío y no él, pero ya no importa, ya no te quema esa falencia,  esa huida cobarde, ya no. Sólo está ahí, ahora forma parte de vos sin lastimarte, dejándote ser, liberándote a un nuevo amanecer.

lunes, 22 de abril de 2013

Casual

Él la llevaba engañada, no le tuvo que decir muchos cuentos, uno bastó para quebrantar su inocencia y guiarla a la oscuridad. Caminaron unas cuadras, era de noche. Ella ya no tenía bien en claro cuantas sustancias tenía en su organismo y él sólo respondía a su mas feroz deseo.
Eran jóvenes, adolescentes, quizás era yo, quizás no.
Iban de la mano, llegar a una esquina, empezaba un parque. Él la beso contra la pared de una casa abandonada y metió sus dedos por debajo de la pollera de ella. Ella lo abrazó por la nuca, e besó el cuello, sintió la excitación de él. Se sentaron y el la empezó a penetrar en seguida, sentados, acostados, él saboreó su sexo y se excitó aún más. Ella gemía, encantada y asombrada, era su primera vez. Él la dispuso a su antojo, le hizo lo que quiso, con el consentimiento de ella. Manoseó lo que quiso y un poco más, ella se dejó sin oponer resistencia, aprendiendo, viviendo. 


Metamorfosis.

Miro y entiendo el proceso, aunque falten partes, aunque este el principio y el final, yo lo entiendo. Sé lo que pudo ser, se lo que es, pero no se lo que será. Tampoco lo pude haber sabido antes, adivina no soy, ni quiero serlo. La incertidumbre de cambiar, de crecer, de dejar, de superar. La incertidumbre de vivir y de morir. Nada es real, nada es tan tangible como se quiere, no se puede enfrascar felicidad pero si capturar su espontaneidad. Porque vivir es jugar y yo quiero seguir jugando dijeron, y yo me sumo, saco la remera con esa frase y me la pongo, pero sin estar segura de si jugar es lo que quiero de si viviendo sigo jugando, ¿cuál es el juego? El principio siempre es igual, el final no.


Complementarios

Todo cambia. Todo está encadenado.
La pausa y el apuro, el sí con el no, tu voz y el recuerdo.
Mi llanto y tu risa, la lluvia y el sol.
Complementos, antítesis, remedios.
Blanco y negro, multitud y soledad, vos y yo.
Porque hoy no sería hoy si no hubiese existido ayer, 
Porque ayer no tendría ningún sabor si no hubiese un hoy para recordarlo. 
No hay ni más ni menos, sólo hay lo que hay. 
Y lo tengo que aceptar.