lunes, 22 de abril de 2013

Casual

Él la llevaba engañada, no le tuvo que decir muchos cuentos, uno bastó para quebrantar su inocencia y guiarla a la oscuridad. Caminaron unas cuadras, era de noche. Ella ya no tenía bien en claro cuantas sustancias tenía en su organismo y él sólo respondía a su mas feroz deseo.
Eran jóvenes, adolescentes, quizás era yo, quizás no.
Iban de la mano, llegar a una esquina, empezaba un parque. Él la beso contra la pared de una casa abandonada y metió sus dedos por debajo de la pollera de ella. Ella lo abrazó por la nuca, e besó el cuello, sintió la excitación de él. Se sentaron y el la empezó a penetrar en seguida, sentados, acostados, él saboreó su sexo y se excitó aún más. Ella gemía, encantada y asombrada, era su primera vez. Él la dispuso a su antojo, le hizo lo que quiso, con el consentimiento de ella. Manoseó lo que quiso y un poco más, ella se dejó sin oponer resistencia, aprendiendo, viviendo. 


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